Encuentro con Andrés Pérez Domínguez. La letra pequeña

Lo que en un principio iba a ser media hora terminó convirtiéndose en una hora de entretenida conversación donde casi nos olvidamos de las preguntas y  respuestas, convirtiéndose nuestra charla en un intercambio de opiniones y pareceres sobre unos cuentos, como a su creador le gusta denominarlos, que son auténticas obras de arte capaces de despertar los sentimientos más aletargados de cualquier lector. 

Con este ya son cuatro los libros que he leído de Andrés Pérez Domínguez y reconozco que tiene una pluma que hasta ahora no me ha defraudado, todo lo contrario, ha convertido su bibliografía en una asignatura pendiente que tendré que ir saldando poco a poco para quedar en paz con mis deseos.



Claro, conciso y desde luego sin tapujos. Así es el autor  de La letra pequeña, una pequeña joya la cual recomendé hace unas semanas (pues ver la reseña aquí) y que no deja indiferente a nadie que no posea la suficiente sensibilidad para reconocer en estas diez historias combustible para alimentar la máquina de hacer brotar sentimientos y reflexiones.



¿Qué tienen en común una mujer a punto de abandonar a su marido adúltero y la discusión de una pareja durante una escapada romántica? ¿Y un hombre ansioso por que su mujer vuelva con él y dos desconocidos atrapados en un montacargas? Lo mismo que el marido que lleva a cenar a su esposa al restaurante donde quince años atrás le pidió matrimonio o los dos amigos que asisten a la presentación de una novela. Ni más ni menos que el tipo que se ha quedado solo por culpa de su afición al buen comer y el enamoradizo empleado de una floristería. O el abogado cuya vida se derrumba por la llegada al bufete de un inquietante novato y el hombre que emprende un viaje para buscar a su mejor amigo y a su exnovia.
Todos saben que en la vida, como en los contratos, anida una incómoda y a menudo cruel letra pequeña. Aunque lo hayan descubierto demasiado tarde.



Libros en el petate: La vida posee esa letra pequeña de la que hablas en tu libro y además le da título. Una letra pequeña que en algunas ocasiones no vemos o no queremos ver pero que forma parte de nuestro día a día. ¿Qué significado tiene la letra pequeña en este libro dicho por ti Andrés?

Andrés Pérez Domínguez: La letra pequeña es lo que no te cuentan de la vida o quizás siendo más preciso, lo que no imaginabas de la vida.
Al principio crees que todo es posible y esa postura está bien porque el optimismo es un motor muy importante para afrontar el día a día, pero cuando vas cumpliendo años te vas dando cuenta que las cosas no son como tu pensabas sino que además no suceden como lo habías imaginado. Esto no quiere decir que necesariamente sea malo, pero generalmente las cosas son diferentes.
La letra pequeña y aquí si hablo en negativo es lo que descubrimos que no es tan bonito y que siempre está ahí y que dependiendo de lo que hagas, antes o después te puede pasar factura.

L.P: Entonces estamos rodeado de letra pequeña.

A.P.D: Sí. Fíjate que todos los cuentos tratan si no de la decepción, del descubrimiento de cómo es la vida de verdad. Que el matrimonio y el trabajo tienen momentos que no son tan bonitos y eso es la letra pequeña que hay que tener en cuenta y con la que hay que convivir. 

L.P: Andrés lo que dices me da a pie para preguntarte ¿cuál es la letra pequeña de un escritor?

A.P.D: Ser escritor es maravilloso y desde fuera se ve muy glamuroso y algo verdaderamente envidiable y de hecho lo es, pero también tiene mucha servidumbre y muchas horas de soledad, mucha incertidumbre, frustración y amargura. Todo eso es su letra pequeña  aunque esto no quiere decir que sea lo único ni mucho menos sino que hay que tenerlo en cuenta y aprender a vivir con ello.

L.P: Me surge la curiosidad por saber  qué es lo que desencadena esta selección de relatos. Parte de una propuesta, una idea sobre la que escribir o una necesidad.

A.P.D: No tiene nada que ver con eso. Son cuentos que tenía en un cajón de mucho tiempo atrás y a los cuales no había podido dar salida en forma de libro con las editoriales con las que suelo publicar. La realidad es que cuando quieres publicar un libro de cuentos tu agente resopla, los editores que normalmente publican novelas miran para otro lado o te dan largas porque no son tan rentables como las novelas y son mucho más difíciles de vender. Un día hablé con Triskel, les mostré los cuentos y les convenció el proyecto y me dieron la oportunidad de publicar el libro. Con el tiempo al leer los cuentos cuando se iba a publicar me di cuenta que había un hilo común entre todos ellos y me sorprendió porque yo no los había escrito así deliberadamente buscando un conjunto sino de forma independiente pero he de reconocer que a la hora de escribir hay una serie de temas que a mí me tocan más que otros como escritor.  Son temas de parejas, triángulos amorosos, la decepción de la vida, la rutina, el tedio. Con los cuentos, al final puedes dar tu visión muy clara y muy exacta aunque sea de una manera metafórica o simbólica de la vida, de como ves el mundo.

L.P: ¿Han ido directamente del cajón a la imprenta?

A.P.D: Como te decía, estos cuentos ya existían y lo que he hecho ha sido recopilarlos y mandárselos a la editorial. Lo que si he hecho es un trabajo muy importante de corrección y de pulido porque hay cuentos tienen algunos años y mi idea de lo que es escribir bien, va cambiando con el tiempo. Es un libro que ha tenido un proceso de podado que ha dejado al final el número de páginas en unas  ciento treinta cuando partió de ciento sesenta. En este libro hay relatos como Ojos tristes que ganó el Premio Internacional Max Aub, uno de los certámenes de cuentos  más importantes que se convocan en castellano en el mundo y Duarte por ponerte otro ejemplo ganó el Premio de novela corta Tierras de León.

L.P: Por curiosidad. ¿Se han quedado muchos en ese cajón?

A.P.D: Tengo algunos aún y en 2009 publiqué El centro de la tierra uno de los diez finalistas del Premio Setenil, un premio que se da al mejor libro de cuentos publicado en España, y que fue editado por  Paréntesis, una editorial de Sevilla que desapareció. De este  libro que tengo los derechos y  espero publicarlo en el futuro junto con otros cuentos que tengo nuevos.
Te puedo decir que llevaba tiempo sin escribir cuentos y gracias a la corrección de La letra pequeña me he animado de nuevo a escribir narrativa corta y es algo que no pienso dejar aunque el mercado demande otro tipo de géneros. 

L.P: La gente quizás teme a los libros de relatos porque en toda recopilación no siempre el conjunto mantiene el mismo nivel y uno llega a encontrarse relatos que superan con creces a los otros. En La letra pequeña según mi opinión no ocurre eso y uno llega a encontrarse en serios apuros para elegir de todos un favorito. Un libro con un puñado de relatos que poseen una potencia muy equilibrada en su conjunto. 

A.P.D: Te agradezco ese comentario porque es totalmente cierto. En los libros de narrativa breve el lector tiene que ser más avezado y no entiendas esto como un comentario elitista. Hay que leer con un poco más de concentración e interés y eso te proporciona un mayor disfrute y además está el hándicap que algunos lectores tienen de cambiar con cada cuento a una  historia diferente.

 A pesar de todo, siempre he seguido escribiendo cuentos porque es un género que me encanta y me hace crecer mucho como escritor porque en la literatura no todo debe ser rentabilidad y con esto no quiero decir que no me guste vender libros pero para mí, lo importante es que haya un trabajo bien hecho y que mi carrera se vaya viendo en conjunto. Yo empecé con mis cuentos y mis lectores más antiguos y lo digo con orgullo, me consideran un cuentista y yo creo que eso es una virtud que se puede aplicar a mis novelas porque de hecho muchos de mis personajes nacen desde uno de mis cuentos

L.P: Tienes un cuento favorito porque a mí me resulta complicado quedarme con uno solo.

A.P.D: Personalmente uno de mis  favorito es el segundo que se titula Luna de miel porque es uno de los más difíciles de hacer. Es un cuento con muy pocos elementos y los cuentos cuantos menos elementos manejas en ellos más complicados de escribir. En este caso es una pareja que está en una habitación y a partir de ahí y sin más elementos tienes que construir toda una historia a partir de una conversación entre los dos.

L.P: Salvando pequeños detalles que existen entre los cuentos, uno lee estos relatos y bien podría parecer que estamos antes los mismos personajes que interactúan en historias que se suceden en el tiempo. 


A.P.D: Pues no lo había visto de esa manera y ahora que me lo comentas puede ser perfectamente. Esa es otra de las maravillas de la literatura, hay cosas de las que el autor no es consciente y el lector si lo es. 

L.P: Decías en una entrevista en Canal Sur que es distinto a la hora de escribir enfrentarse a una novela, un trabajo de largo recorrido que a un cuento. Del primer caso al segundo ¿cambia tu estilo?

A.P.D: Depende porque un cuento te permite cosas que una novela no y viceversa. Mi estilo es el mismo siempre pero yo voy adaptándolo de una forma no consciente porque me lo va pidiendo la historia y eso es algo intuitivo según lo que requiera en cada momento la historia como te decía. 

L.P: Un tema que ser repite en este libro de relatos es la infidelidad. ¿Es por algún motivo?

A.P.D: No, por nada en concreto (risas)

L.P: No te lo pregunto a título personal. Quizás es porque es un tema que te disgusta. 

A.P.D: Tal vez porque es un detonante muy potente y eso hace que se desencadene muchas cosas y que los sentimientos estén a flor de piel algo que se refleja muy bien en El tiempo detenido, o también por ejemplo en Ojos tristes.

L.P: El tiempo detenido es otro ejemplo más de final donde el lector es capaz de inventar más de una conclusión  o hipótesis diferentes.

A.P.D: Pues la verdad es que ahora que me cuentas tu interpretación del final te confieso que yo no lo había escrito pensando en lo que me dices pero es una idea tan buena como la que yo tuve cuando lo escribí. 



L.P: Cómo describirías a tus personajes. Yo a simple vista veo todo un repertorio de perdedores.

A.P.D: Los buenos personajes son aquellos que son como tú y como yo. Gente que es absolutamente normal pero que las circunstancias que viven son extraordinarias. Es decir podemos ser el malo de una novela en un mal día nuestro, pero podemos ser héroes si las circunstancias son favorables.  Mis personajes en este libro no diría que son perdedores, son gente que se han dado cuenta o han descubierto qué es la letra pequeña.

L.P: Pues entonces te diré que me veo de protagonista en el cuento La mesa coja.

A.P.D: Ese cuento es muy bonito y de hecho es el que inspira la portada del libro.

L.P: Te lo digo porque aunque cualquiera de los que relatos del libro puede ser una historia real, considero que esa  para mí precisamente  es la más real de todas.

A.P.D: Ese cuento es una metáfora muy sutil de lo que es la vida. Una historia donde uno de los protagonistas quiere que todo sea perfecto y que lleva a su chica a un restaurante pero de pronto la mesa cojea. Una metáfora preciosa que lleva mucho implícito. 

L.P: Cuentos donde hay amor, desamor, pero hay una frase que me ha impactado muchísimo y que es “en el amor y en la vida tienes que dejarte engañar sino quieres estar enfurruñado”.

A.P.D: ¿No crees que es cierto? Otra vez volvemos a la letra pequeña. Con el tiempo te das cuenta de que en la vida no puedes obligar a nadie a que sea como tú quieres que sea. A que te traten como quieres que te traten porque para  cada uno vive la vida  de una forma diferente. Al final, a la gente la tienes que querer con sus aciertos y con sus fallos o te quedarás solo. Por eso lo de dejarte engañar porque a veces no queda otro remedio. 

L.P: Para terminar pensando en lo que has ido diciendo off de record intuyo que algunos de estos cuentos algunos están inspirados en circunstancias reales.

A.P.D: El cumpleaños surge de una experiencia personal en la que hace muchos años una mujer muy mayor me llamaba constantemente por teléfono recriminándome creyendo que era su hijo de que no la llamara y cada vez que intentaba explicarle que yo no era su hijo me colgaba sin tiempo a convencerla.

L.P: Ese cuento tiene detalles preciosos Andrés.

A.P.D: Es lo que te decía, el escribir te permite ordenar la vida y encontrar explicación a cosas que no tienen otra explicación. Yo no le encontraba explicación a lo que me ocurría con aquella mujer y se la di a través de un cuento.

Dibujos animados surge por una historia que me contaba mi madre sobre mi algo que una vez le dijo mi abuelo y ese recuerdo yo lo convierto en literatura y creo que eso es una de las cosas más bonitas de la literatura.

L.P: Andrés ha sido un verdadero placer por partida doble, leer tu libro y tener esta conversación.

A.P.D: Gracias a ti por compartir conmigo la interpretación de tu lectura.

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