Estación niebla. Enric Herce

Vuelve Daniela y vuelven sus reseñas. Pasan los años y Daniela crece y por consiguiente sus lecturas van ampliándose en gustos, géneros y estilos. Podrán cambiar sus preferencias, sus opiniones o la forma de comentarlas, pero lo que no va a cambiar nunca en Daniela es su sinceridad a la hora de comentar con total veracidad lo que le ha parecido un libro.

Es complicado leer un libro de ficción sabiendo que en poco tiempo puede hacerse realidad su contenido. Para bien o para mal. Y eso ocurre con Estación Niebla.


 Estación Niebla es una estación orbital creada tras la última guerra mundial que asoló la Tierra. A ella se desplaza gente que ya no tiene su lugar en el planeta madre, que quiere ganar dinero, que huye de algo o ha sido elegido para desempeñar una función. Pero no es un hogar. Es más bien una especie de purgatorio donde sus habitantes toman una sustancia, el relev, que anula todos los instintos violentos para alcanzar una sociedad segura, y controlada. Y para mantener ese control, está la policía de Higiene Ciudadana, a la que pertenece el protagonista de la historia, Max.


Max es un adicto a los recuerdos que vive unido a un visor que le permite acceder constantemente a sus recuerdos. Controla que la población consuma diariamente su dosis de relev y analiza cualquier comportamiento fuera de la norma por si pudiese crear algún conflicto. Pero su tranquilidad desaparece cuando en sus recuerdos recrea una imagen de un hombre que no recuerda haber conocido nunca, y con la aparición de una sustancia, el stimo, que anula el relev y hacer resurgir en sus consumidores el comportamiento violento. Junto a su compañera, Erika Silva, tratará de buscar una respuesta y llegar hasta el suministrador de esta nueva sustancia que pone en riesgo la paz de Estación Niebla.


Y a todo ello hay que sumar la guerra comercial entre los suministradores del relev, las relaciones que van más allá de lo comercial entre los laboratorios y los gobernantes, la visión sesgada que los políticos dan de la situación en la que vive la población, la difusión y el gran seguimiento de programas tipo Gran Hermano pero en una versión androide (Life on Mars) que oculta más de lo que deja ver, la necesidad de que los androides formen parte de las vidas de las personas, la aparición de un camello de stimo (El Poeta) que no resulta ser tal, la venta de recuerdos y evocaciones, la necesidad de los recuerdos para superar la vida real…


Estación Niebla es tan ficticia como real, y en eso reside su fuerza y su capacidad de enganchar al lector. Sabes que mucho de lo que cuenta no ocurre en la actualidad, pero puede ocurrir, que los androides podrán vivir entre nosotros e incluso ser partes nuestras; que los recuerdos podrán almacenarse saliendo directamente de nuestro interior, y que quizá algún día lleguemos a comunicarnos a través de la consciencia virtual de los seres humanos. La búsqueda de la eternidad. Y ya estoy contando demasiado, aunque en el libro hay mucho más que descubrir.


Difícil de leer en ocasiones por su fuerza, por tal cantidad de ideas que desprende y te llevan a reflexionar cada párrafo. Porque bajo la historia principal se tratan temas tan importantes como el maltrato, la venta de drogas, la corrupción (“las leyes solo entran en juego cuando la política y el dinero se lo permiten”), el suicidio, la pérdida, la venta del alma al mejor postor. Complicada por momentos porque al mezclar recuerdos y realidades la línea temporal te hace pararte a pensar dónde te encuentras y dónde están los protagonistas. Un libro muy recomendable en el que se suman la ambición y la imaginación, la realidad y la ficción, las traiciones y la lealtad. Y lo que algún día será, o ya es. 






Título: Estación niebla

Autor Enric Herce.

Editorial: Red Key Books.

Género: Ciencia Ficción.

Páginas: 390.

 



2 comentarios:

  1. No es un género que suela leer, pero lo pintas tan bien que me has dejado con curiosidad.
    Besotes!!!

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  2. Me llama mucho la atención. La premisa suena interesante y tengo pendiente leer más del género. Me lo apunto

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