El 5 de Diciembre del 2019 será una fecha que quedará en la
memoria de todos los que asistimos esa noche al Pabellón de Deportes Municipal
de San Pablo. Otro grande que se subía a un escenario en una plaza tan difícil como
Sevilla, capaz de la mejor de las respuestas como del silencio que deja el vacío
en las gradas. Delante de nosotros, un Bryan Adams al que avalan sus más de 85
millones de discos vendidos y un montón de canciones de éxito aclamadas por
crítica y público.
Tres cuartos de entrada en una noche fría. Un pabellón que
poco a poco se iba llenando con personas con una media de edad muy centrada en los cuarenta, llegada desde diversos rincones (Almería, Granada, Málaga,
Portugal) que no quisieron perderse la oportunidad de hacer una muesca más en
su historial de conciertos de artistas de categoría.
El mundo de la música ha cambiado, ya no puedes medir a los
músicos por sus discos vendidos, pero si por la cantidad de conciertos y la asistencia
de público que tienen a ellos. Tal vez Bryan Adams ya no esté en el candelero
de las listas en los medios, sus hits no suenen en las emisoras más populares,
pero la diferencia que tiene el canadiense con otros, es que no es un producto
con fecha de caducidad como pudo demostrar esa noche en Sevilla. El bueno de
Bryan tiene lo que otros anhelan, siete mil fans como los de Sevilla, que hubieran ido a verle tocar siempre porque sus
fans son fieles y aguardaban ahí agazapados durante años hasta que les llegó la
oportunidad de ver al autor de canciones que han marcado su vida.
La tan manida frase de los
viejos rockeros nunca mueren se hizo realidad una vez más y es que el
cantante canadiense a sus sesenta años lo dio todo y demostró encontrarse en un
estado de forma estupendo. Reconozco que no sabía que iba a encontrarme pero el Bryan Adams quetenía ante mí me lo hubiera llevado de marcha y de
cervezas sin dudarlo ni un solo instante. Repito, sesenta años y por él parece que no ha pasado el tiempo.
Llegó las 21:15, y el artista apareció encima del escenario,
tranquilo y como el que no quiere la cosas dijo "Buenas noches soy Bryan Adams" y
comenzó con un tema de su nuevo disco Shine a light, concretamente The
last night on earth y como si fuera la última noche en la tierra, el público
comenzó a hacerle los coros demostrando que no habían ido a ser meros espectadores
sino a disfrutar de una noche única.
El artista sorprendido por la respuesta continuo con Somebody
como preguntándose si realmente había alguien ahí abajo que escuchara, y él sin
lugar a dudas, pudo comprobar por la respuesta, lo que el por el título de su tercer tema parecía intuir lo que
iba a ser la noche con un Can´t stop this thing we started. De
los fríos momentos iniciales durante la espera, el ambiente pasó de cero a cien,
con un público que se notaba que estaba disfrutando de lo allí arriba en el escenario sabían como trasmitir.
Juntos, artista y espectadores enfilaron el siguiente tema Run
tu you demostrando que ya estaban en sintonía y fue cuando llegó Shine
a Light que parecía presagiar que se aproximaba uno de los momentazos
de noche, cuando la siguiente canción fue Heaven. El pabellón de pronto se iluminó con las
miles de las luces de los teléfonos móviles de los que allí estábamos.
Entre bromas de la supuesta aparición de Tina Turner para
cantar con el artista la famosa It´s only you que cantaran juntos
antaño, en su lugar nos tuvimos que conformar con un magistral Keith Scott que
tuvo en diversos momentos un protagonismo de lujo con sus solos de guitarra que
provocaron el delirio entre los asistentes.
El concierto llegaba a su ecuador y hasta esos momentos lo
vivido demostraba que a veces lo simple, si es bueno basta para triunfar. Un
escenario básico con algunas luces led, una pantalla gigante que emitía videos con
una estética muy apropiada para las canciones que iban saliendo del repertorio
del artista. Todo esto ofrecían la magia y la complicidad que da cantar tus canciones de
siempre junto a uno de tus cantantes responsable de poner música a tu vida.
Llegó la hora de las peticiones y el canadiense pidió entre bromas a
varias personas de la primera fila que le chivaran algunos temas
para cantarlos y en un improvisado Please forgive me con el nombre de la chica
a la que le preguntó dejó otro de los grandes momentos de la noche y me repito,
fueron muchos.
Llegó la hora en la que el concierto tomó su recta final y
el ambiente seguía demostrando que la sintonía entre artista y publico era
total y para demostrarlo quedaron como muestra temas como como Everything i do, i do it for you y una emotiva Have you ever really loved a
woman, con un sentido homenaje a Paco de Lucía en las que un Bryan Adams
intimista puso el alma y el público la emoción en sus coros. Como el bien dice
en su canción, aquello no había ya quien lo parara y no había canción que no se
coreara, que no se sintiera y que tocase la fibra sensible de cualquiera que
estuviera allí porque el artista demostró que siempre hay canciones y momentos
que dan la oportunidad de reconciliarse con la música y de seguir siendo
fieles a lo que nos provoca y nos emociona.
Llegó el final y entre clásicos que nunca pasarán de modA
como Summer
of 69, Cuts like a Knife, junto con una maravillosa versión de I
fought the law que dejó al público algo descolocado hasta que supo
reaccionar, el espectáculo llegó al momento máximo de complicidad cuando el
artista confesó que Sevilla para él era una ciudad muy especial puesto que con
pocos años y viviendo en Portugal, la visitó junto a su padre y acudió a un espectáculo
de flamenco que le marcó de por vida.
Despedida a lo grande tras 26 canciones hasta el momento con un All for love que quizás debería
servirnos de excusa para hacer más las cosas por amor y tomar buena nota. Todo
terminó y se demostró que no son necesarios juegos de artificios para hacer
vibrar a la gente, basta con una banda entregada y buen rock and roll.
Algo nos unió esa noche más que un puñado de canciones, fue
la sonrisa y la cara de felicidad con la que todo el mundo salió del pabellón
esa noche. Yo estuve allí y pude cantar a escasos diez metros, junto a Bryam Adams
canciones que me traen al recuerdo momentos felices de antaño con su banda
sonora de fondo.
Yo le vi en Madrid este lunes y me encantó también. En nuestro caso llenó el Palacio de Deportes y conseguimos sacarle varios bises. Es la segunda vez que le veo y espero que no sea la última. :)
ResponderEliminarBesos!
Yo lo vi en Gijón hace años y no me dejó ninguna huella. Pero ya veo que está gustando mucho en esta gira.
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