El negocio. Susana Jódar


 ¿Qué se oculta en las bolsas de basura para que sea un negocio tan rentable? Esa es la pregunta inquietante que plantea Susana Jódar desde la sinopsis de El negocio, debut noir que transcurre entre las calles del casco antiguo de Oviedo y que nos lanza directo a la penumbra de un crimen “perfecto”. Y si existía la fórmula para escribir un noir casero, con sabor local y ritmo trepidante, esta novela va finísima.


Nada más empezar, lo que destaca es la ambientación: una Oviedo que deja de ser decorado para convertirse en personaje. Calles medievales, parques, rincones donde la noche se alarga y el silencio encubre secretos. La ciudad respira, caminas con los personajes, oyes pasos por el Fontán, e incluso temes lo que puede acechar desde un portal.


La novela gira en torno a “los invisibles”: personajes que pasan desapercibidos hasta que la autora les pone el foco. Marcos, trabajador de la basura, y Iva, detective privada sin instinto ni recursos, encarnarían fácilmente a dos caras de la misma moneda: dos invisibles en un sistema que los ignora. Como explica Jódar, “la falta de miradas” les convierte en presas y pies para su propia trampa


La novela alterna dos puntos de vista y la alternancia se convierte en potencia: dos historias que corren en paralelo y que nos tienen enganchados, esperando saber cuándo se cruzarán.


Marcos es un tipo corriente, con un trabajo que le humilla, un pasado mediocre y una decisión que puede cobrar muy caro: recibir dinero por no preguntar y seguir su turno de recogida. ¿El dinero puede comprarlo todo?. Por otra parte, tenemos a Iva, en cambio, es una detective atropellada. Pocas herramientas, vida desordenada, y una misión personal: encontrar a la nieta de una clienta. Aunque su trama arranca de una desaparición “convencional”, pronto se descoloca cuando detecta que esto no va solo de una chica extraviada, sino de algo más oscuro.


El estilo es claro y sin florituras inútiles. Tiene sus momentos de reflexión psicológica —culpa, frustración, indignación—, pero sin ralentizar el ritmo. Como digo, es un noir casero que respira. Es de esas tramas donde sientes que lo que está contado podría pasar, incluso cerca de ti, sin necesidad de conspiranoias complicadas.


Uno de los puntos que más engancha es cómo dos historias que pintan muy diferentes se van uniendo. Primero son pistas sueltas, luego cruce de personajes o situaciones, hasta que llega ese momento en que, más que dos narraciones paralelas, necesitas entender a fondo por qué están conectadas. Ese momento de “precipitación” que promete la sinopsis es real: páginas finales que aceleran y llevan a un clímax donde todas las piezas encajan… salvo una: ¿te estaban engañando todo el tiempo?


Esa tensión se mantiene hasta el final. Lo que parecía un caso de desaparición se extiende hacia un entramado de corrupción, cadáveres y dinero sucio. Y cuando crees que has deducido el final, Jódar lanza el giro que hace replantearte todo lo leído.


El negocio es un noir con raíces asturianas que sabe jugar con el lector. Lo que parece un thriller pequeño, de crímenes modestos en una ciudad pequeña, desemboca en una historia que tiene de todo: misterio, acción, momentos de tensión, unos protagonistas que luchan contra su invisibilidad y una atmósfera que mantiene el suspense


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