Dicen que el trece es un número que da mala suerte, pero hay
un principio jurídico medieval que se enuncia «Exceptio probat regulam in
casibus non exceptis» o lo que traducido resulta, la excepción confirma la
regla y en esta ecuación latina, la excepción es el Certamen Internacional de
Novela Histórica Ciudad de Úbeda, que en su XIII edición no sólo ha salido todo
un éxito, sino que nos ha dejado con ganas de volver pronto.
ÉXITO se escribe con mayúsculas parafraseando aquella
canción de Enrique Urquijo y esta edición lo ha sido en asistencia de público,
en calidad de las recreaciones históricas y en la presencia de autores, que han
sido un total de 26 entre los que se encontraban autores contrastados en el
mundo de la novela histórica y otros que empiezan a despuntar, siendo ya una
opción más que aconsejable a la hora de buscar novelas e historias que leer.
También ha estado sobresaliente la organización a la que se le nota la
experiencia y las tablas para solventar cualquier imprevisto o cambio de guion.
Destacar como cada año la sección internacional que tiene el
certamen y que permite conocer literatura y autores de otros países. Este año
la invitación a participar fue para Monika Zgustova quien presentó Soy Milena
de Praga en un acercamiento a los lectores a la literatura checa.
Yan Lespoux puso el acento francés en el Certamen con su
Para morir, el mundo, una aventura por la ruta de las indias portuguesas.
La estadounidense
Tracy Chevalier recibió el Premio Ivanhoe, otorgado por el Certamen en
reconocimiento a la trayectoria y aportación personal de la autora a la novela
histórica.
Ni que decir tiene que veintiséis autoras y autores son un
escaparate amplio para todos los amantes del género y a lo largo de todo el evento,
el público asistente ha tenido la oportunidad de conocer épocas lejanas como el
Egipto y la Roma de los hijos de Cleopatra de la mano de La luna de Roma
de la autora Emma Lira o a un personaje tan peculiar como Tiberio
Graco, tribuno de las legiones, en una presentación en la que Luis
Manuel López Román dio muestras de que conoce la época y a los personajes
como si hubiera vivido en ella o los hubiera parido.
Tuvimos los presentes nuestro momento exótico a cargo del
hombre que vino de China, Fabián Plaza quién convirtió por unos momentos
el salón de actos del Palacio de Úbeda en la corte de la dinastía Qin a través
de su novela Jirones de Seda.
Y así como en una presentación nos encontrábamos en China,
de un salto yen cuestión de minutos disfrutábamos del todopoderoso Hernán
Cortes con Tony Gratacós en Todos sabrán mi nombre en la conquista del imperio
azteca, para acto seguido ser testigos de la decadencia de España en Nuevo México,
en un territorio peligroso y en decadencia como el que Santiago Mazarro muestra
en Los muertos de río Grande, un wester a la vieja usanza cargado de mucho
misterio.
No muy lejos de México, también pudimos visitar el Caribe de
la mano de Mara Costa (El eco de las Antillas) y Mayte Uceda (El maestro de azúcar)
en una Cuba al borde de la independencia, en unos ingenios o plantaciones de azúcar
interesantes de descubrir. Y es que allí podía ocurrir de todo. De isla a isla
y tiro porque me toca llegamos a La Española, de la mano de Enrique Bocanegra, quien,
en su primera novela, El ataque a la española, nos hará testigos de la defensa
fiera de los habitantes de la isla contra el pirata Francis Drake y sus barcos.
Qué importantes eran los barcos en ciertas épocas para poder
trasladarse, invadir o descubrir nuevas tierras y para convencernos de ello
Julio Alejandre, con La armada de Dios y Luis Zueco con El mapa de un mundo
nuevo nos propusieron vivir sendas aventuras donde los barcos tienen cierto
protagonismo.
Y es que parte de las historias que se presentaron en el
Certamen partieron de España rumbo a territorios lejanos, pero dichos viajeros
pararon antes en las islas Canarias para reabastecer sus bodegas. Y llegados a
este punto de la crónica, nosotros también haremos una parada para hablar de Ana
Salamanca, la flamante ganadora del Premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda con
su novela Los últimos guanches, donde nos habla de unas islas donde lo salvaje y
lo exótico se mezcla con el nuevo orden llegado de la península.
El mundo como hemos podido comprobar esta formado por
historias que nacen de viajes peligrosos, de comienzos inciertos, pero a la vez
para que todo esto sea posible se necesitan mujeres y hombres que den el primer
paso o escriban grandes hazañas acordes a su personalidad como los Borgia, un apellido
que ha perdurado en el tiempo y que Juanjo Braulio con En el nombre de Borgia nos
mostró las grandezas y las sombras de una familia cuyo segundo apellido era
Poder. Mujeres como Egilo, una mujer que vivió entre dos mundos y que David Yagüe
nos descubre como La última reina goda. Mujer y madre esta última muy
recomendable de conocer. Hablando de
madres, llegamos a conocer de forma distinta a como nos lo han retratado casi
todos los novelistas, a Alejandro, un personaje histórico fascinante y muy influenciado
por su parte materna. Alfonso Goizueta nos habla de La sangre del padre,
finalista del Premio Planeta 2023 y que se atreve con una visión del macedonio
muy personal y valiente.
Llegado a este punto, en el que nos encontramos hablando de
personajes fuertes, tenemos que hablar de uno fuerte de carácter y duro de oído
como es Goya. Pudimos disfrutar de las peculiaridades de este pintor de fama
mundial gracias a La última mirada de Goya del valenciano Javier Alandes,
flamante Premio Cerros de Úbeda 2024, otorgada por la comisión lectora del
certamen, a quien, en su criterio, ha sido la mejor novela histórica publicada durante
el 2023 de todas las que se presentaron al galardón.
Y el certamen es un mundo de sorpresas y como tal, la que
Nieves Muñoz nos dio vestida de época al sonido de los cantares de gestas, al compás
de las Cantigas de sangre, novela que presentó vestida para la ocasión con
la colaboración de una criada que pasaba por allí cantando y alabando sus virtudes.
Unas cantigas que bien podía haber bailado María la Bailaora,
una de las protagonistas de la obra Hasta que pueda matarte de José Soto Chica quien
también da vida en la novela a José de Monteagudo, alférez del Tercio de
Granada, quien no hubiera sido mal soldado en otros tercios, en los de Felipe
II, ese rey que aparece en Hambre de gloria del extremeño Víctor Fernández
Correas quien nos mostró que Portugal fue una vez, más que un país vecino.
Y llegados a este punto y casi con todos los escritores
presentados podía sonar la novela sinfonía de Beethoven para ensalzar de forma
jubilosa la gran fiesta que ha sido el Certamen, del mismo modo que suena en El
misterio de Razumovski del gran, en todos los sentidos, Martín LLadé.
Me faltaba aún por nombrar a Gonzalo Giner, un escritor cuyo
oficio es el de veterinario lo que me llevó a preguntarme si además de para hablar
de sus libros no estaba en Úbeda en previsión de que algo le ocurriera a los
Centauros del Rif, la nueva novela del escritor David Gómez que relata la heroica
escolta que hizo el regimiento Alcántara en la retirada de las tropas españolas del desastre de Annual. A diferencia de la historia que el autor nos cuenta
en su novela, la presentación terminó de forma genial como una convidada a
churros por parte del escritor al ser a primera hora de la mañana.
Pero el Certamen no es solo la presentación de libros, es también
la convivencia ente lectores, autores y medios. Es el acercamiento de la
lectura y la historia a los centros educativos y a los clubes de lectura a
través de la organización y de los autores. Es también espectáculo donde las
recreaciones toman las calles y por momentos toda Úbeda se convertía en un
campo de batalla entre americanos y alemanes durante la Segunda Guerra Mundial
en la toma de Carentan. Integrantes de la resistencia, soldados de la 101 aerotransportada
o soldados de la Wehrmacht se prestaban a dar colorido a las calles con sus
uniformes y a que la gente se llevará un recuerdo en forma de foto posando
junto a hombres y mujeres de otro tiempo. Por otra parte, los ejércitos de la
unión y el confederado libraron la batalla de Gettysburg para finalmente hacer
las paces delante del balcón donde Lincoln dio su discurso para la posteridad.
Uno vuelve a casa con nuevas historias, nuevos amigos y por
supuesto con libros en la maleta que está deseando leer. Úbeda es especial, también
la gente que durante unos días allí convive y forman parte de las jornadas a un
lado u a otro del escenario.
Como dijo MacArthur cuando tuvo que retirarse de las Filipinas
ante la llegada de las tropas japonesas I shall return (Volveré).
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