Arturo Pérez-Reverte tiene una relación especial con la
ciudad de Sevilla como se ha podido comprobar por algunas de sus novelas. Fruto
de esta relación, suele pasarse por la ciudad a promocionar sus obras. En esta
ocasión le ha tocado el turno a El problema final (Alfaguara), publicada el
pasado cinco de septiembre simultáneamente en España y Latinoamérica, con una tirada
de más de ciento ochenta mil ejemplares y que desde el primer día, se ha
colocado en el número uno de ventas, llegándose a vender cincuenta mil
ejemplares en los primeros veinte días de su lanzamiento.
Ambientada en 1960, cuenta la historia de un grupo de huéspedes
alojados en el hotel de una pequeña isla del Egeo, donde en un principio, tiene
lugar un suicidio, que acaba complicándose, para terminar, convirtiendo a todos
los allí presentes en potenciales sospechosos de lo que parece ser un
asesinato.
Pérez-Reverte construye una novela de intriga o novela
problema como a él le gusta denominarla, con un aire clásico y canónico al estilo
de las novelas de Conan Doyle o Agatha Christie, sumando a esto bastantes
aspectos novedosos y actuales, que van a provocar al lector a enfrentarse a la
novela de una forma diferente lejos de las novelas negras actuales.
Todo surge cuando el autor se preguntó si el lector actual
de novela negra sería capaz de enfrentarse a una novela tradicional, una novela
que exige más reflexión que acción. La novela de misterio clásica de toda la vida
en contraposición con la que se hace actualmente.
Cuenta el autor, que montar el caso resultó complejo, puesto
que se han hecho tantas novelas que el lector de hoy en día sabe latín y “no
podía correr el riesgo de que te desmonten la novela antes de llegar al final y
evite que sea una gran sorpresa y por supuesto esto no se puede improvisar”.
Por ese motivo cuenta que ha sido la novela que más ha tenido que reescribir.
Una novela simple en su aspecto, pero muy compleja en su contenido porque está
llena de guiños personales, que a veces son hasta familiares. Una novela llena
de nostalgia, pero en sentido positivo, una novela agridulce, centrada sobre
todo en recuerdos del cine y la literatura y en la memoria de los años 50 y 60.
Esto la convierte en una obra algo biográfica porque en ella
esta el niño lector que Pérez-Reverte fue y es un recorrido por el cine clásico
que él ha visto. Pero a pesar de todo esto, en una novela como esta, como autor
ha intentado desaparecer y dejar todo el protagonismo a sus personajes y los
detalles porque la novela tiene muchos pequeños objetivos que cada lector
encontrará en un guiño u otro de los que abundan a lo largo de sus páginas.
Terminó Pérez-Reverte el encuentro con los medios comentando
que su protagonista está basado e inspirado en un claro homenaje a Basil Rathbone,
el Sherlock Holmes por excelencia. Que Watson basado en un español se le ocurrió
mientras compraba una colección de novelas antiguas. Todo tiene un recuerdo, todo un porqué y en
muchos momentos hay un guiño.
Gracias por compartir este encuentro. Tuvo que estar muy bien.
ResponderEliminarBesotes!!!
Qué pena no haber acudido a este encuentro. Son muy amenos. Gracias por la crónica.
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