Entrevista con Flavia Company sobre Magôkoro.

Creo que nada sucede por casualidad. Es por ese motivo que cuando mi vida se cruzó para conversar con Flavia  sobre  de su novela Haru, salí con la sensación de que las huellas que ese encuentro con la autora  me había producido, me acompañarían durante años. Tiempo hace de aquel caluroso día a la sombra de un limonero pero las sensaciones que conocer a Haru me produjo, aún me persiguen.



Flavia y Haru me enseñaron a escuchar. Me recordaron que uno no se traiciona y vive la vida que uno quiere cuando dice lo que piensa y actúa como piensa y dice.

Hoy como entonces  me siento con ella, con una mochila vacía para llenarla de todo aquello en lo que pienso pero que por algún motivo no lo encuentro en mi día a día. Llevo un petate para llenarlo de las palabras de Osamu, esas palabras que forman la carta que escribió a Haru hace años pero que ella nunca leyó.




Magôkoro significa dar con sinceridad, sin intención ni interés. Dar de todo corazón. En un mundo donde lo material cada vez tiene más importancia y llenan el espacio de nuestra vida para convertirlos en grandes vacíos virtuales.  Yo quiero regalarles esta charla con Flavia Company y de paso un fuerte abrazo. Hay libros que uno desea que le acompañen toda la vida y Haru y Mogôkoro se han ganado por derecho propio ese privilegio.





Libros en el petate: Flavia antes de hablar de tu nuevo libro quería preguntarte qué tal esa vuelta al mundo.  

Flavia Company:     La vuelta al mundo está resultando muy interesante. Acabo de completar la primera vuelta entera y en breve comenzaré la segunda. Todo cambia. Las prioridades, la relación con las cosas y las personas, la perspectiva sobre una misma. Mis reportajes mensuales en La Vanguardia me permiten mantener un cable a tierra y disponer de una plataforma desde la que contar y comunicarme. Recibo muchos mensajes de quienes sienten que, en cierto modo, me acompañan. Es muy emocionante.

L.P: Veremos algún trabajo inspirado en ese viaje.

F.C:    Será inevitable que en algún momento este viaje forme parte de lo que escribo. La vida es escritura. Coinciden. Son lo mismo por las dos caras.

L.P: Magokoro es la carta que el padre de Haru, la protagonista de tu anterior obra, le escribe a su hija. Estaba prevista esta carta cuando escribiste Haru.

F.C:     No estaba prevista, no. La verdad es que la necesidad nació después de publicada la novela. Quería saber qué decía esa carta. Y no solo yo lo quería. Muchos lectores me lo pidieron. Y salió sola, como nacida de la propia existencia de Haru. No pude negarme a mi curiosidad. Debía contar lo que debía contar.

L.P: Tras leer Mogokoro creo que una de las razones que nos impide llevar a cabo muchas de las  situaciones que Osamu su protagonista nos relata es el miedo. ¿Me equivoco?.

F.C: El miedo es una de las armas más poderosas del poder. Y el poder es el mal del mundo. No es difícil dibujar una línea recta entre ambos conceptos y comprender hasta qué punto el miedo es destructivo. Paraliza y tergiversa. Es el origen de la mentira y de la crueldad. Tan parecidas.    
  
L.P: Haru tenía más de una lectura y este libro las mismas o más pero ya en la primera lectura me ha quedado la sensación de que no vivimos la vida, más bien luchamos contra ella.

F.C: Muy buena reflexión. El problema es, sin duda, que en vez de aceptarla vida intentamos controlarla. Y ahí comienza la absurda lucha, la de crees que sabemos más o tenemos más ideas o mejores que la vida. Y no. No es así. La vida debe ser escuchada. Escuchando la vida no solo se aprende sino lo que es más importante, se vive.

L.P: Osamu habla de la muerte, el dolor, el sufrimiento y el amor. Para hablar como hablas de ellos creo que solo es posible habiéndolos aceptado tal y como son.

F.C: El único modo de vivir sin miedo es haberle perdido el miedo a la muerte. No hay vida si hay muerte. La vida y la muerte no conviven. Son sucesivas, Y cada una de ellas es cuando debe ser. Nada más. Aceptarlo es iniciar el camino hacia la paz del corazón y hacia la empatía, tan necesaria para ser justo.

L.P: Es esta carta una reconciliación. Yo al menos así lo he sentido con Osamu porque ya te comente en nuestra anterior charla hablando de Haru que me costaba comprender desde mi mentalidad occidental que un padre dejara partir a su hija a tan temprana edad.

F.C: Los hijos no son posesiones. Tampoco los padres lo son. La libertad consiste en que todo acepte su destino. No hay un solo modo de hacer. No hay un solo modo de entender. A cada cual le corresponde un camino diferente. Hacerlo es el único modo de vivir la propia vida. Haru debía marcharse. El padre debías dejarla irse. La reconciliación con los otros proviene siempre y únicamente de la reconciliación con nosotros mismos.

L.P: ¿Es esta carta el signo de confianza de un padre a una hija? 
      
F.C: Esta carta es una muestra de confianza en la vida y sus designios.

L.P: Haces una definición de “mentira” que me encanta y que si la leyeran muchos de los políticos que ahora están de campaña ni se les ocurriría presentarse a las elecciones.  

F.C: Me doy cuenta que vivimos en una constante mentira y eso es un problema.                   La mentira es lo que sustituye la verdad. La decimos para cambiar las cosas, sin recordar que mentir no las cambia sino que las disfraza, esconde o disimula. Es parte del uso del poder. Es el ejercicio del mal. Y la peor de las traiciones a la inocencia.

L.P: Me comentabas en otra ocasión que la percepción que tienes del tiempo es circular y este libro en cierta manera también es algo circular porque el amor nos lleva al miedo, a la amistad, al camino, al equilibrio y a un largo etc.

F.C: Lo que es circular en realidad es la relación de los actos con las consecuencias. Lo que ocurre va a ocasionar lo siguiente. Ese es el sentido del destino nada de lo que hagas quedará sin consecuencia. Lo que vives en este instante marca y decide el resto de tu vida. Ese es el círculo sabio de la vida que debemos comprender para dejar de ejercer el poder.

L.P: Escribes en este libro que “una carta honesta es una muestra de respeto y un sentimiento puro de entrega a los demás”. Hacía donde nos dirigimos ahora que casi nadie escribe cartas. 

F.C: La carta implica la reflexión. La reflexión implica el cuestionamiento. El cuestionamiento implica la humildad. La humildad lleva a la empatía. La empatía lleva al respeto. El respeto es la confianza. La confianza es el único modo de estar a salvo. Estar a salvo es el amor. 

L.P: En un momento concreto hablas de la teoría de “Restar”, la cual me ha parecido muy interesante. ¿De dónde ha salido?

F.C:   Es un libro que está escribiendo mi personaje Osamu. Es una teoría que estoy elaborando yo misma y que espero algún día pueda ver la luz en forma de ensayo.

L.P: De todas las enseñanzas de las que habla Osamu en este libro  cuál es la que destacarías.  

F.C.: La de la aceptación sería la que yo elegiría. ¿Y tú? 

 L.P: Yo si me lo permites y hablando en un amplio sentido de la palabra leyendo Magôkoro pienso en que la vida es tránsito y que nos sobra mucho equipaje tanto material como mental en ese camino.

F.C: Justo por eso estoy dando la vuelta al mundo. Para practicar el tránsito y el desapego. Qué manera tan bonita la tuya de dar a esta charla nuestra una forma circular.
 
L.P: Flavia ha sido un verdadero placer volver a leerte y espero llevar en mi pensamiento, mis actos y mis palabras, la esencia de las cosas que leo en tus libros y usar semillas en mi vida que sean para hacer crecer la distancia.

F.C: Gracias a ti, Pocas veces alguien sabe leer tan en profundidad lo que una se esfuerza en transmitir. Un privilegio tu lectura. Te abrazo.

2 comentarios:

  1. Pues no conocía a esta autora. Me apunto bien su nombre, que me ha encantado la entrevista.
    Besotes!!!

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  2. Buena entrevista. Yo todavía no leí Haru..

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