¿Qué papel ocupa el deporte en un escenario bélico? Con esta
pregunta comienza Ramón Lobo su libro, un tema que me resultó bastante
atractivo, no por el fútbol, no por los conflictos sino porque uno en sus años
de carrera le dio fuerte a las asignaturas de antropología y cuando aparecen
estas historias el cuerpo me pide conocer, empaparme de esos episodios desarrolladas en otros lugares en
circunstancias que no son las nuestras y en las que es una incógnita como nos desenvolveríamos
nosotros.
Título: El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol y guerra.
Autor: Ramón Lobo.
Editorial: Libros del K.O
Colección: Hooligans ilustrados.
Año: 2012.
Páginas: 64 páginas.
Género: Ensayo, diarios de guerra, periodístico.
ISBN: 978-8493933692
Precio: 6 euros.
Sinopsis:
¿Qué papel ocupa el deporte en un escenario bélico? Es una pregunta apenas explorada dentro de la literatura deportiva. Este libro ofrece un recorrido por los principales conflictos de finales del siglo XX y principios del XXI, desde Grozni a Sarajevo, y desde Sierra Leona a Irak, todo en primera persona.
Por ejemplo, durante la guerra de la ex Yugoslavia, el propio Ramón Lobo sirvió como correo para mantener en contacto al futbolista Meho Kodro con su familia. En algunas ocasiones, el fútbol fue un mecanismo de integración para niños que tuvieron que rehacer su vida tras el conflicto. En otras ocasiones, el fútbol servía para sobrellevar el absurdo de la guerra, ni más ni menos.
“El fútbol inicia conversaciones y las concluye, crea amistades súbitas y las rompe, agiliza trámites y los empantana. El fútbol acerca culturas, borra fronteras y difumina clases sociales; permite penetrar en el alma de las personas sobre las que el reportero va a escribir. Saber de fútbol no es de derechas o de izquierdas, embrutecedor o inteligente, es solo un conocimiento útil, una herramienta de trabajo.”
(sinopsis facilitada por la editorial)
Impresiones:
Para finalizar decir que este libro es de los que uno
comienza a recomendar cuando aún no ha llegado ni a la mitad del libro y que
una vez lo termina lo apunta como imprescindible en cualquier biblioteca. Un
libro con varias lecturas que sin duda ganará con los años y con siguientes
relecturas.
Encontramos la razón de ser de este libro en un encuentro
causal en una carretera de Grozni en plena guerra de Chechenia. En mitad de la
barbarie, el frio más insoportable y en un viaje temerario al corazón de la
noticia, la palabra fútbol puede poner en contacto a dos completos desconocidos.
Se trata de un superviviente de otra guerra más y del periodista Ramón Lobo
veterano plumilla de Sierra Leona, Sarajevo, Haití, Afganistán. Un relato largo o un ensayo corto según gustos,
aunque para mí siempre le declararé a Ramón Lobo odio eterno por no incluir más
páginas a una obra magnifica, que al final usa el fútbol como hilo conductor
para introducirnos en un viaje antropológico a terrenos que nuestra vida acomodada
suele ver en los noticiarios de mediodía.
“Uno cambia de pareja, ideas, amigos, coche, casa, ciudad y
país. Uno cambia de nacionalidad, de creencias y sexo, pero jamás de equipo de fútbol , un equipo es la huella dactilar emocional”
Con un lenguaje a caballo entre lo romántico, lo épico y lo
callejero, el resultado es el de espectador de primera fila ojeando un
escenario lleno de fantasmas. Las palabras de Ramón Lobo se pegan al lector
como lapas, información de primera mano de alguien que ha estado en el infierno
humano de la guerra y ha podido volver para contarlo una y otra vez. La misma
barbarie de siempre con distinto color de piel, con distinta bandera y en
distinto continente pero donde los que pierden son los de siempre.
“El frío actúa como los castigos de la infancia, tras una
cantidad excesiva no se siente nada”
Con el estilo del periodismo de conflictos lejanos, le
sobran palabras para contarnos con detalle cómo es la vida de los que
sobreviven y de esa forma dejarnos para el recuerdo su manera como bien dice él
de “contar historias de los otros”, con cierto tono irónico en muchos casos
para como suele decirse no dar puntada sin hilo. Me pregunto si este libro no
tendrá más de expiación del propio periodista que de fútbol (libertad que con
cierto recato me permito tomar para realizar tal hipótesis) lo que está claro
es que los que huyan de él por aparecer la palabra fútbol cometerán un grave
error. El autoestopista de Grozni es literatura de las que te llevan a lugares
lejanos para vivir a través de la lectura lo que de otra forma sería imposible.
Ramón Lobo me recuerda ese estilo de
periodismo que Tomas Alcoverro me comentaba hace unas semanas que está
desapareciendo poco a poco y que siempre me ha gustado, y con estas palabras
huyan de la palabra morbo o no vean lo escabroso en ellas, simplemente
curiosidad por cómo es la vida más allá de esos cinco minutos de noticia con el
decorado de fondo de un conflicto. Lo que un periodista tiene que pasar para que
otros puedan leerlo o verlo en escasos segundos y tener constancia de la
noticia.
Autor:
Ramón Lobo (Venezuela, 1955). Afincado en España desde 1960 es periodista desde 1975 trabajando en diversos medios de comunicación de primer nivel. Fue corresponsal de guerra de El País entre 1992 y 2012. Ha viajado por más de 40 países, visto desgracias y escrito historias de personas asombrosas que casi nunca salen en los medios de comunicación. Desde su salida de El País colabora en varios medios: El Periódico de Catalunya, A Vivir que son dos días en la Cadena SER, InfoLibre y Jot Down. Escribe en el blog 'En la boca del lobo'.
Un libro que no conocía de nada, Fer, pero creo que me puede gustar. De vez en cuando me acerco a este género, y el tema de las guerras también me gusta; lo único que no me acaba de convencer es lo del fútbol, pero le daría una oportunidad igual.
ResponderEliminarbsos!
hola! te compartimos porque es una lectura diferente y puede gustarnos! saludosbuhos.
ResponderEliminarNo soy muy dado a este tipo de lecturas pero, por tu reseña, se nota que has disfrutado con este libro. Y ya sabes lo que pasa con la curiosidad: tu magnífica reseña me ha convencido. Un abrazo.
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