Entrevista con Jorge Díaz autor de Tengo en mí todos los sueños del mundo.



Jorge Díaz es de esas personas con las que uno se siente bien conversando, rompe la barrera del protocolo  y hace que la confianza con él se asuma casi de seguido. Todo es fácil cuando a uno le gusta hablar sobre lo que le apasiona y Jorge Díaz se nota que ha disfrutado escribiendo su nueva novela Tengo en mí todos los sueños del mundo, la que él define con un denominador común, la búsqueda que muchas personas tienen del  sueño por una vida mejor.

A medida que se desarrolla la conversación, uno sabe la razón por la que su libro gusta y le augura un buen futuro de críticas y lectores. Jorge cuenta historias para divertir y entretener al lector sin olvidar en ningún momento, a pesar de que puedan ser historias duras, hacerlas interesantes. Así  discurre la charla, entre anécdotas, risas y confidencias sobre todo lo que orbita alrededor de su libro y se agradece porque  aunque le cueste algún que otro disgusto es sincero, dando su opinión sin poner coto a las preguntas. Compartimos opiniones sobre series, libros y hablamos de proyectos futuros, mezclado con recuerdos de nuestro anterior encuentro. Se hace corta una conversación cuando tu interlocutor tiene tantas anécdotas por contar y no abandona nunca la sonrisa en toda la charla.

Se termina el encuentro  con Jorge Díaz y uno tiene esa sensación de haber estado en una clase de historia magistral, al más puro estilo de las que en su día tuve en la carrera y que aunaban enseñanza, aprendizaje y buenos momentos. Así las quiero yo todas.


Libros en el petate: Tengo en mí todos los sueños del mundo es un título muy poético y de hecho forman parte de unos versos de Fernando Pessoa, cómo llegas a ellos y a que sean el título de este libro.

Jorge Díaz: Cuando hablo de la novela se habla del barco, el barco y el barco, y este no es ni la decima parte de la novela ni mucho menos. El naufragio del barco es como un clímax, ya que en realidad lo que para mi articulaba la novela son los sueños, los sueños de la gente que quiere ir a América, la cantante que cree que su carrera se acaba y que quiere probar suerte allí. Una chica que va a encontrarse con su marido, una joven a la que han engañado y la llevan para prostituirse, un desertor que huye de la guerra, etc. Entonces yo tenía claro que lo que los unía a todos eran los sueños  y a partir de ahí comencé a buscar un título aunque ya tenía uno de estos de trabajo  (Camino a Buenos Aires) pero que sabía que en algún momento tendría que cambiarlo y entonces busqué algo que tuviera relación con los sueños y llegué a este verso de Pessoa, lo encontré y lo puse de cita en la novela y fue mi editora la que me propuso usar esta cita como título. Yo me quedé un poco frío pensando que podía ser demasiado largo pero cuando pensé en él me convenció y creo que me permite tener en el libro dos de las cosas fundamentales que conforman esta novela, la mujer fuerte que es Gabriela, el título de los sueños y el barco. Al final terminó gustándome y creo que dice más del libro que el propio barco.

L.P: A mí me ha gustado mucho.

J.D: ¿El libro o el título? (risas)

L.P: Los dos

L.P: Creo que tras esto es una obligación preguntarte cómo surge o llegas a esta historia.

J.D: Surge de empezar a conocer una época. Cuando escribí Cartas a Palacio maneje mucha documentación y una de las noticias que encontré mirando periódicos en la hemeroteca fue esta noticia, la del naufragio del Príncipe de Asturias y me quede sorprendido por el hecho. Para que yo me ponga a escribir una novela tienen que darse estas circunstancias, que sea un tema importante y que sin embargo haya caído en el olvido. Entonces esta historia cumplía esta premisa y además podía recrear un mudo. Al igual que en Cartas a Palacio mostraba a los que intentaban paliar la situación de los daños de la guerra en la gente, aquí podía tratar el tema del os que huían de esta Europa en guerra y buscaban una prosperidad. Si te fijas lo que se sube en el barco es Europa, era reflejar una Europa que se hunde y se monta en un barco que se hunde.

L.P: Entonces esta historia surge a raíz de investigar para tu anterior novela. que encontré mirando 

J.D: Sí, es lo que dicen las serendipias, que buscas una cosa y te encuentras otra y cuando acabé Cartas a Palacio y me puse a pensar una nueva novela me acordé de este naufragio y  mientras más leía descubría que había mucha historia que contar detrás y que iba adquiriendo mucho atractivo y te repito, para mí el barco es una escusa para reflejar muchos personajes que tienen un sueño común que es el de ir a América.



L.P: No puede negarse que tanto esta novela como la anterior de Cartas a Palacio guardan cierta similitud en cuanto a que son novelas corales. Te sientes cómodo confeccionando las novelas así.  

J.D: Me gustan estas novelas, independientemente de la comodidad, me gusta cuando escribo esos cambios  de historias, de ir de un lado para otro, no quiero aburrirme cuando estoy con un personaje y lo voy haciendo en historias cortas intercalando los distintos personajes y eso me divierte y creo que si yo me divierto al escribir, el lector también puede hacerlo leyendo mis novela. Para mí lo fundamental es que cuando cojas un libro te lo pases bien 

L.P: Les das mucha importancia a los personajes, yo por ejemplo me quedo con Gaspar Medina, un periodista del que me preguntó si realmente existió.

J.D: No, desde el principio de la novela a Gaspar Medina me lo invento,  cuando ya llevó la mitad tengo la sensación de que para escribir el libro tengo una justificación intelectual que eran los sueños y tenía una  material que era el barco pero me hacía falta una justificación estructural en la novela como mero trabajo de escritor y se me ocurrió lo de los artículos que iniciaban cada capítulo, unos artículos de periódico que muestran el mundo en el que nos estamos moviendo y escribiendo las primeras columnas me encontré con este periodista que cuando se sienta es incapaz de controlarse a la hora de realizar sus críticas sobre los militares, el rey, los ministros, para luego imaginármelo leyendo sus propios escritos y asustándose el mismo de lo que había hecho. Creo que es un personaje que ha existido y existe, que escribe lo que no le conviene, se mete en líos, me resulto muy entrañable y decidí convertirlo en un personaje en la novela. Es un personaje que fue creado una vez empezada la novela y me lo pase muy bien escribiendo esas columnas en su “Butaca de pensar” y creo que es un acierto.

L.P: La “Butaca de pensar” es una forma de camuflar tu crítica.

J.D: No está camuflada, ahí está mi crítica  y es evidente que si yo me tengo que identificar con uno de los personajes es con el periodista pero creo que no se camufla, que queda muy claro que esa es la opinión del autor.

L.P: Cuando uno lee sobre hechos reales, uno siente la necesidad como lector de saber que es real y que es ficticio.

J.D: Los personajes casi todos son ficticios, otra cosa es que lo que les sucede sea real. Gabriela esta inventada pero que había chicas que iban a América a conocer a sus maridos después de haberse casado por poderes aquí eso es real.  Sara es ficticia, pero que existió una organización judía combatida por los mismos judíos que llevaban mujeres a Sudamérica para prostituirlas es real. Todas las situaciones son reales y casi todos los protagonistas de ellas son ficticios. El capitán Lotina era efectivamente el capitán, Pinillos el armador, las estatuas existieron y fueron en ese barco.

L.P: Hay una frase que me ha marcado un poco y creo que representan los valores y la situación de muchos de los personajes que dice: “Tu harás lo que tu padre y yo decidamos. Nosotros sabemos lo que te conviene”.  Da la sensación que es una historia llena de personajes que no dirigen su vida en una época que marcaba esos registros en sus vidas.

J.D: Me temo que las mujeres han tenido que luchar mucho para dirigir sus vidas y en la novela yo intento reflejar  eso. El lector verá y decidirá si lo consigue o no. Gabriela de la que hablas en la cita lucha contra su destino con las armas que tiene y evidentemente no puede negarse porque en aquella época eso no era una opción. Son personajes que luchan contra su destino, que no dirigen sus vidas pero lo intentan.

L.P:  Quiero comentarte la sensación que he tenido al sentir que hay un equilibrio entre la historia en sí, la situación de la época y demás y los personajes están bastante equilibrada, esto lo has buscado tu premeditadamente.

J.D: Si, si, lo intento y hay veces que me sale mejor y otras peor pero sí que me gusta provocar situaciones que reflejen un mundo.  Yo busco el equilibrio entre lo que son las vidas personales que podrían estar en cualquier momento de la historia y lo que es la novela que son las vidas personales en ese momento de la historia.

L.P: Me ha costado trabajo separar a la importancia de los personajes en cuanto a la historia. Uno no puede dejar de leer sobre las situaciones que les ocurrían a tus personajes sin pararse a reflexionar sobre aquellos tiempos.

J.D: Eso es que lo he hecho bien (risas). Intento que la novela sea un entretenimiento que te permita pensar. Por ejemplo en esta novela cual es la parte del entretenimiento; el soldado y Francesca, cual es la parte de pensar. Cómo debía de ser la vida de estos jóvenes a los que mandaban al matadero.

L.P: Cuál es tu personaje favorito.

J.D: Para mi Raquel, me lo he pasado muy bien porque empecé la novela y la use como desengrasante, que le diera un punto de humor pero después ha ido creciendo y creciendo y para mi es el personaje del libro, un personaje que te apetece conocer, una buscavidas graciosa y con muchas ocurrencias.

L.P: Un personaje muy natural en todos sus actos.

J.D: Si, si, me lo he pasado genial con ella y en torno a su recreación ha sido muy divertido buscarle letras para sus cuplés, ha sido muy gratificante.

L.P: Yo he elegido a Gaspar Medina porque me gusta como escribe aunque en este caso seas tú, pero me resulta curioso como su personalidad dista mucho de sus escritos, me ha calado esa contraposición aunque debo reconocer que Raquel no puede caerte mal.

J.D: Todo en ese personaje es muy simpatico,  sus anécdotas son de las que  puedes llegar a creer.

L.P: Tengo curiosidad por preguntarte si en una novela coral como esta, tenias claro que los protagonistas iban a ser estos desde un principio.

J.D: Si, hubo una más, por algún motivo que ignoro  tengo tendencia a meter un anarquista en todas mis novelas.

L.P: Esa cuestión te la pregunte la última vez que nos vimos.

J.D: Es verdad, tienes razón que lo comentamos. Pues hubo un anarquista lo reconozco pero cuando llevaba muy avanzado el libro, un día decidí parar y leer lo que llevaba y tomar perspectiva  y me di cuenta de que no funcionaba, que no le había yo cogido bien el punto y fue cuando lo sustituí por Gaspar Medina. Contestando a tu pregunta están todos los que tenía previsto salvo este caso que te he comentado. Después unos ganas protagonismo como Raquel, la que no iba a tener tanto  y finalmente ha terminado teniendo bastante más. La camarera del barco iba a tener mucho más y luego le reste.

L.P: Yo te agradezco particularmente que Raquel haya tenido más protagonismo en la historia.

J.D: Yo pienso igual, me ha hecho pasar grandes ratos.

L.P: Algo que he observado en las dos últimas novelas es que repites personajes y elementos como la oficina de cautivos.

J.D: Te refieres al cameo por usar un término televisivo de Álvaro Giner. Eso es un divertimento, realmente no tiene influencia en esta novela, simplemente pensé que si tenía un personaje que es amigo de Alfonso XIII y en la otra novela igual y estamos tratando exactamente la misma época sería lógico que se conocieran. He puesto la misma escena de la fiesta que se celebró en la navidad de 1915  en ambas novelas y en cada una ocurrió y se trato cosas diferentes pero me gusta que ambos compartan momentos  y los que han leído ambas historias me lo han agradecido.

L.P: Leyendo escenas de Alfonso XIII en este libro me he visto en algún momento en Cartas a Palacio pero en una escena que ha evolucionado en otra historia.

J.D: Cuando yo empecé a escribir Cartas a Palacio a mi Alfonso XIII me caía mal, era un personaje que no era muy popular con tantos sucesos negativos. Fue cuando escribía sobre algo que Alfonso XIII había hecho bien cuando pensé que no podía tratarle mal y debo reconocer que leyendo cosas sobre él cambie un poco mi opinión (aunque puede que probablemente esté equivocado) y me inventé un Alfonso XIII preocupado por hacer el bien, amigo de sus amigos, que realmente piensa en el bienestar de sus súbditos y el resultado fue un rey que tuvo mucho éxito entre los lectores y hasta he llegado a leer opiniones positivas del rey tomando mi libro como fuente y yo todo eso fue una invención mía. Por ello cuando en esta novela tuve oportunidad de rescatar a Alfonso XIII lo hice porque podía darle un toque simpático a la novela y en el fondo hay que divertirse.

L.P: Lo que para mí ha sido un episodio muy cómico es la leyenda negra de las estatuas. Realmente fue todo lo que cuentas real.

J.D: El tema de las estatuas yo creo que fue lo incito a escribir la novela aunque después yo no le he dado mucha importancia en la trama. Cuando yo empecé a leer  información y libros en los que aparecía El príncipe de Asturias me hizo gracias, que yo que escribo novelas tan realistas pudiera tener una trama esotérica y decidí investigar más pero aunque llegué incluso a casi abandonarla, al final mantengo esa historia aunque yo no creo que el barco se hundiera por unas estatuas gafadas pero me hacía mucha gracia esa historia. Algo así me pasó con Cartas a Palacio con el episodio del asesinato al archiduque, pude hacer la novela sin él pero me resultaba algo tan surrealista la forma en la que pasó que me apetecía que apareciera. Con las estatuas  me pasa eso mismo, no las necesitaba pero tiene su punto de comedia y me gustaba reflejarla.

L.P: Creo que para que hayan pasado cien años la cosa no ha cambiado mucho, la historia se repite.

J.D: Eso es una sorpresa que me he llevado al terminar la novela, no era mi intención y sin embargo reflexiono y veo que la trata de blancas es exactamente igual ahora que hace cien años , antes las llevaban a Argentina y ahora del este vienen aquí. Los refugiados huían de una guerra de Europa hacía fuera y ahora mismo son muchos los que huyen de una guerra de fuera hacía Europa. En el fondo no ha cambiado tanto la historia, seguimos emigrando.

L.P: La última vez que nos vimos me hablaste de la posibilidad de que Cartas a Palacio pudiera ser llevada a la pantalla, esta historia también estaría bien.

J.D: Yo la veo más difícil porque es más cara pero espero que algún día algún productor pudiera decidirse por mi historia  para llevarla al cine aunque no tengo ninguna propuesta como en Cartas a Palacio que el acuerdo estaba incluso antes de terminar la novela.

L.P: Creo que es una historia que quedaría bien en el cine.

J.D: Estas cosas son difíciles, ahora yo he vendido los derechos de mi primera novela ambientada en Brasil a una cadena brasileña aunque de momento está parado todo.

L.P: Como última pregunta quería saber si es difícil encontrar un final para unos personajes en los que uno, desde el principio sabe que en un momento de la historia el barco donde van a viajar se va a hundir.

J.D: No porque trabajo en función de eso y el final de la novela no es el naufragio, el naufragio simplemente es el clímax, el final de la novela es saber quién se va a salvar y quién no. Yo no los hago caminar hacia el final, los hago caminar hacia un clímax, el final realmente es el epilogo  que cuenta lo que ha ocurrido diez años después a los que sobrevivieron. Yo no decidí quien moría ni quien vivía hasta que no lo termine. Yo tenía pensada la novela hasta el naufragio y una vez llegado a él decidiría dejar con vida a quien se lo mereciera. Al llegar al naufragio vi las sensaciones que cada personaje me había trasmitido y en base a eso decidí todo.

L.P: Jorge te agradezco tu tiempo pero más te agradezco tu novela, creo que este tipo de historias son muy necesarias para volver a recordar la historia y hacernos reflexionar sobre lo que ocurre en el mundo.

J.D:  Gracias a ti.







11 comentarios:

  1. Fantástica entrevista. Tengo muchas ganas del leer algo de este autor.
    Un beso ;)

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  2. Estupenda entrevista. Gran encuentro que se nota has disfrutado.
    Un abrazo.

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  3. Me ha encantado la entrevista, espero leer pronto cualquiera de los dos libros.

    Besitos

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  4. Cartas a palacio me gustó muchísimo, así que estaría encantada de leer esta nueva publicación de Jorge. Gracias por mostrarnos en detalle al autor y su nuevo libro. Besos

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  5. Gran entrevista! Encantada de conocer más a este autor con el que me apetece mucho estrenarme.
    Besotes!!!

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  6. Muchas gracias por tu entrevista, me haces parecer más listo de lo que soy ;-)

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  7. Gracias por la entrevista, el título ya lo tengo anotado desde que leí la reseña en otro blog, tiene una pinta estupenda!
    Besos

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  8. Muy buena entrevista. ¡Gracias!
    Besos.

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  9. Un libro muy apetecible, tu entrevista me ha encantado! Y el título es una preciosidad. 1beso!

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  10. Que buena entrevista. Con razón me encanta el título, Pessoa es un escritor y poeta fascinante. No he leído nada de al autor pero lo añado a.mi lista de prioridades... Cuando tenga mi vida familiar más despejada, ahora me.resulta imposible concentrarme en algo que no sea banal o ya haya leído. Gracias, un abrazo

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  11. Que buena entrevista. Con razón me encanta el título, Pessoa es un escritor y poeta fascinante. No he leído nada de al autor pero lo añado a.mi lista de prioridades... Cuando tenga mi vida familiar más despejada, ahora me.resulta imposible concentrarme en algo que no sea banal o ya haya leído. Gracias, un abrazo

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